Se erige incólume, en el centro de mi pecho. Desde allí lanza bengalas, cometas que encienden desde el fondo hasta la superficie, las palabras más tenues dichas desde el adentro. Y soy, quién riega sus raíces blancas, como quien reza una promesa. Todo será mejor mañana. Y ella se empeña en hacer bellas las cosas que se declaran presente. Sí , ya sé su cuerpo es paloma que aletea frente a los mares que trae la vida. Paloma y nido a veces, cuando me tiendo en el lila del descanso y contemplo, como sube la canción a gritar desde los techos: un poco de agua para esta flor, que sin ella la ciudad es un desierto. Callan los transeúntes perplejos y miran donde suenan sus latidos. ¿Acaso perdieron el ritmo oceánico nuestros días?Pues no, aquí seguimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario