Si se rindiera la flor, estaría perdida. Mis versos se irían con las olas para volver en cenizas. Se me entumecerían las manos, ni una palabra dicha. Así, mientras resisto entre tormentas y ruido, me ato la flor al pecho, con un verso escrito: nada será de nosotros, si desistimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario