¡Claridad! casi me tomas de la mano, ven no te alejes. Suspiro, por ver llegar los días de la música en los pájaros y un sol redondo anunciando la tarde. Sé que recibo, flores cuando me asaltas, así de pronto, por la mañana. Así espera , el pan tendido sobre la mesa, que la palabra alegría se reescriba, con la pluma de aquéllas aves. Allá van los ojos del niño y las historias más bellas, la ternura del que ama la pequeñez. Recuerdo y ansío, como el agua añora el pez, la luz aterciopelada, la cándida flor de la claridad.
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