Amapola, paloma en su capullo , apunto de volar. Pronto , soñada en florecer, se queda mecida en la tarde , enamorada de la luz tenue que se tiende en tu refugio, color.
Apriétala contra tu pecho, y no temas llorar, que ella lo hace también.
Apriétala contra tu pecho, y no temas llorar, que ella lo hace también.
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