Ella lo esperaba. Flores en la mesa, una quedó prendida a su pelo. Él , flores en su pecho, una quedó en su costado. Llegó a tiempo, ese tiempo que transcurre en relojes tácitos. Él le extendió los brazos, ella cruzó el mar de flores que estaban en la mesa, fresias acaso. Se refugió en su pecho. Recibió la flor de su costado. Cielo abierto sus pupilas , sonrieron. Él se marchó. Al salir, la flor de su amada , entre las manos.
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