viernes, 9 de octubre de 2009

Cabe un planeta en mi pecho.-pronto, el pasado-


Tu halo hace blancas mis palomas,
y no hay más, que esta hora,

de la brisa evaporándose,
desde la herida del café.
Algún ruido que llega,
desde el mundo.
Nuestras manos juntas,
amasando este maná.
y un tango que suena,
claroscuro.
La vertiente intangible,
bajo nuestros pies de seda,
y la espuma que llega,
hasta los besos y la mesa.
Y esta hora de la caracola,
en el ritmo lento de tu cabeza
y la libélula errante en el aleteo,
de tus pestañas de humo.
La carta que llega,
desde el país del deseo.
La huida del retoño del recuerdo,
y sus verdes clandestinos del futuro.
Porque ha quedado inmóvil,
la rueda loca del mundo,
y si sucede algo allá fuera,

reiremos porque ¡no es cierto!

Sube la nube a tu cielo,
cabe un planeta en mi pecho.
Porque llevas tú, la corona,
del que nada pretende,
más que esta hora anónima,
y este pulso de incienso.

¿

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