Mucho dolor hemos de soportar. Pero algún día, los tendidos, los que muerden el polvo en la calle, que de cara al suelo, no pueden ver el sol, ellos, se levantarán . Caerá la lluvia como un lamento, a fuerza del frío, doblarán sus rodillas, los veremos de pie. Serán llamados caminantes, aunque yo sé que correrán, tras el sendero que dibuja el arco iris y su anhelado final. Todos sabrán que esa bandera que flamea, custodia a los desamparados, los que tiemblan en la soledad. Otra vez caerá la lluvia, ellos extenderán los brazos, como sostendiendo un niño y aquél gemido, que guardaban apretado, volverá en canto, fresco y frutal. Sí, porque no hay surco reseco, que la lluvia no pueda alcanzar.
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