domingo, 5 de septiembre de 2010

El barro

El barro conoce,
el canto del labriego,
acunando al trigo.
El sudor de la madre,
otorgado en rocío.
El principio de las flores,
lo cándido en lo infinito.

Carga sobre sí,
a los hambrientos
 y a los desesperados,
En dolor se muestra,
a los arrepentidos.

Su voz de lino se evapora,
desde el fondo del río.
Habla con los niños,
sobre libertad,
y  desata en lluvia,
a los oprimidos.

La esencia del árbol,
ha descubierto una tarde,
en que subió silente,
 a su refugio tibio.
Abrió las alas,
y en su halo de polvo,
trepó a un cielo,
de celestes manos.

El barro del camino,
 siempre  ha sido un caminante.
Y cuando el universo llama,
por su nombre al día,
abre sus ojos pardos,
y se mira,
entre manos celestes
allá en los pájaros.







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