en que la rosa canta su canción de florecer.
Es la sal en la boca del viento,
y el azúcar tendida,
como palabras.
Es el pan y es el hambre,
del hambre nacieron las espinas.
El amor es una conmoción.
No creo, en el quizá mañana te ame.
Más es, un rayo bendito,
que atraviesa las pupilas y llega,
hasta el centro del pecho,
dulcemente herido.
En su venida,
enciende pétalos como soles,
que navegan entre nubes y mareas,
que entonces,
dejan espuma y misterio.
Su momento no puede encerrasrse,
en ningún reloj humano.
Su primer latido,
pertenece a lo celeste.
Ya ves, la rosa es una carta,
que sólo leen los amantes.
Nadie habla nunca,
de su fruto escondido,
pero si has amado,
desata tu pacto,
porque entonces,
tú también lo has visto.
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