lunes, 15 de diciembre de 2008

Tristeza por encargo


Tuve la tristeza del aplauso en un teatro desolado.
La del amigo que vuelve y siente la mesa desconocida ,
y la sombra más obscura en la espalda de quien ya no le mira .
La tristeza del faro que no tiene barco, la de la orilla sin náufragos.
Tristeza de no dar lo que rebalsa las manos.
La de llevar una ofrenda a Narciso.
La de atar claveles en los pies de un malvado.
La de la nota que no encuentra una voz.
Tristeza nueva en su añeja forma de crear,
espacios llenos de soledades predichas,
donde no encontré el enigma,
que revelelase,
del amor : las heridas.


Pero llevo un retoño de la Luz que todo lo ciega,
y me ha dado el amanecer,
del sol más bienvenido a mi cuerpo,
cuerpo de alondrado silencio,
que recapitula olvidos,
tallado con los agrios des,
esos brujos impostores,
que se anteponen
al amor y los encuentros.
Pero ...
debajo de mi sombrero,
navega un velero,
sobre la intrépida ola,
que quiere ser mar de esta hora,
que vence,
las espinas de la orilla.
Es que él me dejó una tristeza por encargo,
en un sobre lacrado con un beso jamás dado.
y temerosa ,de pies atados,
conocí las piedras de la orilla.
Pero crece en mí,
un retoño de la Luz que todo lo ciega
y al señor cartero de los fracasos,
he gritado:

que devuelva el correspondiente
a su remitente,
Las olas siempre vuelven y
me considero libre e independiente
de las naciones ,
de los desamores y desencuentros.
Porque acuno en mí ,
un retoño de la Luz que todo lo ciega,
y no quiero un mar,
de orilla que entristece.


2 comentarios:

pennylanebcn dijo...

Me ha gustado mucho este poema.
Especialmente esta parte "La tristeza del faro que no tiene barco, la de la orilla sin náufragos."

Un saludo

Dario dijo...

Muy hermoso tu blog, me encantan tus escritos. y te relago la ultima lagrima de mi mejilla por hacerme recordar ese viejo amor.