lunes, 17 de diciembre de 2012

El niño y la rosa

Cuando creció todos se admiraban , pues no se marchitaba. Implacable el invierno mordía sus profundos talones , pero ella resistía. Y cuando el otoño hacía dormir las hojas, ella las suyas sostenía. Más, el rocío quedaba en racimos entre sus manos rojizas. Ni la noche , ni el sol, lograban  que claudicara. Vino mucha gente, de todas partes del mundo a observar aquél  fenómeno . Cierto día, unos hombres , la arrancaron sin piedad de su tierra, no se sabe si por envidia o por oscuro negocio, pero la cargaron y se la llevaron. Durante el viaje la rosa , empezó a doblar su espalda, su tallo verde incandescente, poco a poco declinaba. Uno de los hombres dijo-tírala, se va a morir, ya no sirve para nada. Así que la lanzaron , desnuda y desprovista por la ventana. Tres días estuvo al borde del camino, sin que alguien la notara. Un niño que pasaba de regreso de la escuela, vio su hermosura , casi partida, que ya languidecía. Decidió llevarla. Así que fue a su casa, hizo un pequeño hoyo y le regó con agua. Pasaron días y días, la rosa no marchitó. Él le daba agua, sol y un beso todas las noches. Pero la rosa , aunque incorrupta, se mantenía con su capullo mirando hacia el suelo. El niño pensaba- ¿buscará su hogar?¿ querrá más agua?..
Durante la semana, sus padres iban a visitar unas monjitas a un convento y decidieron contarles  lo sucedido. Ninguna tenía respuesta, sólo tristeza una dijo. Mientras los adultos conversaban el niño daba vueltas al convento curioseando las actividades de aquellas extrañas, pero dulces mujeres. Subido a un pequeño banquillo, observó desde la ventana a una joven novicia, que en la pequeña capilla,  rezaba frente a un Cristo de rodillas.-¿Cómo te llamas ? exclamó el niño desde la ventana. Ella no pudo incorporarse pues llevaba horas rezando. Sólo lo miró y le sonrió. Allí el niño encontró su respuesta.

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