No estaremos cansados, si somos del camino. Mojados de lluvia felices, los que en el azul se refugian. No vendrán a nosotros los espacios detenidos, porque la vida es una canción constante. Se abrirá la aurora como un ruego, para los que quieran adentrarse, en el sueño perfumado de la flor de los azahares . Limpiarán su rostro los que miraron al cielo, justo cuando la nube decía, un poema inconcluso que en la lluvia termina. Por el río se irá su agua, de amanecerse rosal, y llegará a las manos de aquéllos que la reciban, como quien recibe un niño, que acaba de despertar.
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