lunes, 1 de abril de 2013

Que se pegue tu ala al viento, retazo de brisa, mientras corres , la ciudad te llama y te escapas, como los vagabundos en la noche. Y te lanzas de nuevo a la vida, de los náufragos que recorren carreteras y libros. Donde descansas herido, pasa una estrella que canta: la ciudad no es otro mundo , más que el que abraza. Imperceptible luz , la del camino trazado antes. Los sentires de éste sinsentido, deshojan flores al alba. ¿ Dónde quedarán mis manos , sino en los versos de agua? Los de mi río cristalino, dulce nombre de la crisálida. Preguntas , que se responden, sólo en algún mañana.

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